TnM- En algun lugar detras del arco iris 7

TnM- Detras del arco iris 7

-¿Y ese último suspiro? ¿Ha sido insignificante?-  





Xavier me dio un té caliente, yo lo tome con una mano temblorosa. Estaba sentado en el sillón feo. Los ‘’libros’’ de mi padre estaban en el suelo. No podía ni verlos sin que me dieran ganas de vomitar. Lo juzgue, lo juzgue tan profundamente. Lo culpe por todo, por el suicidio de mama, por mi ‘’enfermedad’’, por la depresión de Sam, ¡por todo! Y al final estaba sufriendo las mismas cosas que yo. Él estaba mal, igual que yo ahora. ¿Lo apoyamos? ¿Lo intentamos de entender? ¡No! Solo lo señalamos y lo llamamos loco. Él tenía las mismas preguntas que yo. Él estaba tan confundido como yo. Estuve tan ocupado sintiendo lastima por mí, que no me di cuenta que tal vez si era importante. Era importante que luchara por mí mismo, por mi hermana y por mis padres. Estuve tanto tiempo pensando que cada cosa que hacía en el día, en la semana, el mes, en mi vida era insignificante, a tal punto de llegar a no querer hacer nada por el mismo miedo. Pero, ¿y si todos fuéramos insignificantes? Si vivimos en un mundo insignificante, ¿eso nos hace insignificantes? ¿Y si puedo salvar a Marie, traerla conmigo y casarme con ella, eso sería insignificante? ¿Es siquiera la palabra ‘’insignificante’’ significante? ¿Por qué me preocupe tanto por algo así? No me doy cuenta que nunca podre ser ‘’significativo’’ porque aun la misma palabra no lo es. Quiero pensar que tal vez solo somos personas intentando ser menos insignificantes, pero la verdad es que no importa. Importa que logre mi objetivo: ser feliz.

Recuerdo cuando estaba en kínder y la maestra decía que todos eran especiales. Entonces yo levanté la mano y dije:
-Maestra, busque en el diccionario la palabra ‘’especial’’, decía: ‘’Una cualidad que sobre sale de todo lo demás’’ Pero entonces eso quiere decir que si todos somos especiales, en realidad nadie lo es. Solo sería especial el que no es especial, por el solo hecho de sobre salir de los demás, ¿no?- Llamaron a mis padre y dijeron que yo desalentaba a los otros niños. Me sentí frustrado, pero a la vez me di cuenta de que tenía razón. Por siempre se molestan cuando dices una verdad que ellos no pueden negar.  Me sentí igual a esa vez. No importa si soy o no insignificante, por en realidad todo el mundo lo es. No lograremos ser significativos, solamente menos insignificantes. Y la única forma de lograrlo es trayendo a Marie. Al final todo se convertirá en ‘’insignificante’’, excepto para mí, porque para mí esa siempre será la cosa más importante del mundo.
-Ya sé que hizo mal mi padre.- No sabía si Xavier había sido capaz de escucharme, pero al final me miro.
-¿Qué?- Pregunto, aunque ya sabía la respuesta.
-Lo único que practico fue llevar un pelo, solo uno y después se fue por llevar tres cuerpos vivos, fue muy duro para él. Si yo pudiera practicar llevar varias cosas antes de traer a Marie, tal vez, solo tal vez haya la más remota posibilidad de poder llevarla al mundo real.
-¿Y que pasara si lo logras? ¿Cuál será tu recompensa?- Yo lo mire con una sonrisa indulgente.
-Ella.- El voltio los ojos como si acabara de decir una estupidez, pero luego dijo:
-Está bien, te enseñare todo lo que necesitas saber.-




-¿Por qué estamos en el centro comercial?- Pregunte yo con mi taza de café mientras le daba un sorbo.
-Calma, mi pequeño saltamontes.-
-¿Sabes? Cuando dijiste que íbamos a practicar pensé que visitaría a Marie, no que estaría en la sección de café ahuyentando a la gente.-
-¿Ahuyentando? No estamos ahuyentando a nadie.-
-Por favor, Xavier, puedo oír a la gente decir: ‘’Oye, mira a ese rubio imbesil de allá y su compañero extremadamente guapo, creo que, o el rubio tiene problemas mentales o necesitamos llamar a seguridad. ’’
-Deberías tratar con más respeto a tu maestro, es sentido común, idiota.-
-Sí, sí, sí. ¿Qué haremos para practicar, maestro?- Dije como un tono de voz amargo, pero me estaba divirtiendo.
-Compraras algo para Marie.- Me quede helado cuando dijo eso. ¿Un regalo para Marie? Obvio que me encantaría darle uno, ¿pero cómo?
-¿Cómo haré eso?-
-No sé, tú eres el que tiene que descubrir cómo funcionan sus poderes. Mira, compraras algo para Marie y en la noche dormirás con esa cosa, intentaras llevársela para ver si ya eres suficientemente poderoso. Si lo lograras iremos a la segunda fase: Llevarse algo del bosque de ella. Pero hasta que no le logres llevar un regalo, no llegaremos a eso.- Me parecía algo muy poco efectivo, pero no tenía otra idea de cómo practicar, así que acepte.
-¿Entonces?- Me pregunto Xavier.
-¿Entonces qué?-
-¿Qué le compraras?-
-Buena pregunta.-



Creo que ha las personas les parece divertido ver a dos tipos intentando comprar un vestido para una chica. No sabemos la talla de Marie y mucho menos su gusto. Si se vistió de hojas toda la vida, supongo que debe gustarle llevar algo diferente, ¿no?

-¿El rosa o el naranja?- Me pregunta Xavier.
-¿Cómo demonios quieres que sepa? Ella ha estado vistiendo con hojas desde que tuvo tres años.-
-Oye, que tan mal no tienes que hablarme.-
-¿Te llego la regla o qué?- Dije casi gritando. El ni siquiera dijo nada, solo se me quedo mirando. Su mirada era pesada.
-¿Por qué estás tan estresado?- Y no me di cuenta de que lo estaba hasta que pregunto. Suspire.
-Lo siento. Enserio quiero a Marie y me molesta no saber que vestido preferiría, pero estoy seguro que no sabría responderme si le preguntara.- Me apoyo contra la pared de la tienda, y Xavier solo se me queda mirando.- Esto es muy raro para mí, ¿sabes? No se siente bien. Quiero estar aquí con ella, quiero que ella misma elija. Me siento como si estuviera comprándole flores a un muerto.- No me di cuenta de que estaba llorando hasta que Xavier me limpio una lagrima. Se sentó a mi lado y miro hacia el techo.

-Recuerdo haber sentido todo eso y más cuando era pequeño. Era el cumpleaños de mi hermano, así que le robe el avión a un niño del hospital. Sabía que me sentiría pésimo al otro día, pero me sentiría peor si no lo felicitaba. Pero cuando ya me iba a dormir, pensé que tal vez no valiera la pena felicitar a alguien por un año que no puede cumplir. Pensé que era raro celebrar el cumpleaños de un muerto. Pero igual fui, igual le di el regalo con una sonrisa y en la mañana amanecí vomitando, como ya sabía. Pero lo hice por qué me di cuenta que en cualquier momento ya no soportaría más y si no entrenaba, si no luchaba por sacarlo de ahí, el tiempo acabaría con algo de nosotros.-
Pero de repente él sonrió y me miro, como si pudiera cambiara de tema a su merced.  
- Las probabilidades de que logres salvarla son más pequeñas que una neurona, pero existe, existe la posibilidad. Y para mí, y para ti, y para tu padre, eso es suficiente para arriesgarse. Entonces, ¿Rosa o naranja?- Me regalo una sonrisa sincera y yo también sonreí.
-Rosa.- Dije al fin.





Era hora de dormir y yo tenía miedo. Estaba mirando el techo arcoíris. Porque al parecer Sam y yo no se nos ocurrió nada mejor además de pintar el techo arcoíris, ¿Por qué? No lo sé. Pero lo prefiero mil veces a que el techo blanco que tendré mañana por la mañana.

Abrazo el vestido rosa. Es largo hasta las rodillas, con escoté corazón y sin mangas. Ahorita terminara el invierno, y después sigue verano, no quiero que vista con esas hojas verdes tan de mal gusto. Pero me pregunto si lo lograre, si lograre llevarle el vestido hasta su mundo.  Xavier dijo que eso no debía importarme, que debo controlar esa parte de mí que cree que todo es insignificante. Pienso en todas las cosas que tuvo que sufrir Xavier por su hermano. No me imagino con esa edad pasando por todo esto. Ni siquiera ahora con 21 puedo soportar como mi mente cambia, como deja de ser tan oscura, iluminándose por una pequeña luz llamada Marie.
Aprieto más el vestido hacia mí. Ella lo vale. Es más, no me arrepiento de nada. Si pudiera volver en el tiempo y hacer que esto nunca me pasara, no lo haría. Repetiría esto 100 veces si fuera necesario. Me encanto conocer a Marie, me encantan sus ojos curiosos y juguetones, me encanta su inocencia revuelta con audacia, la amo. Y si no lo logro y si muero en el intento, no me importara, porque tuve el privilegio de conocer una chica como Marie. Tal vez este poder se apodero de todo lo que quería, de todo lo que tenía y lo convirtió en más. En algo más que quería conseguir, pero que nunca lo supe. Tal vez nunca seré más que un ser un humano, tal vez solo estoy demasiado enamorado para que lo demás me importe. Y eso es lo gracioso del amor, todo lo demás se vuelve tan distante, como si fuera niebla que se aleja de tu vida, pero ¿Qué importa? El amor se apodero de mí, mi poder se apodero de mi cuerpo y mi Marie se apodero de todo lo que creí que importaba y lo convirtió en algo distante, me convirtió en distante y me acerco a ella, alejándome de lo demás.





Despierto en el bosque. Me siento como el primer día que la visite. Recuerdo lo confundido que me sentí y como su belleza opaco mi mente. Recuerdo la confusión en sus ojos celestes, mirándome con curiosidad. De la misma forma apreció esta vez, caminando de la nada, cantando una canción que no conozco, sorprendiéndose de verme y sonriéndome con dulzura. Y de repente todo fue demasiado perfecto, demasiado cálido y me di cuenta que ese bosque se convirtió en mi casa, en mi hogar, en mi vida.
-Hola.- Le dijo con una sonrisa, ella me la devuelve.
-Hola.- Busco en mis manos y me decepciono cuando el vestido rosa no está ahí.
-Traía un regalo para ti, pero creo que no logre pasarlo a este mundo.- Ella se me acerco y se sentó en el césped frió conmigo.
-¿Y que era?-
-No puedo decírtelo, porque si no cuando lo logre traer ya no será una sorpresa.- Ella rió un poco.
-¿Abriste los libros de tu padre?- Vaya, ya hasta se me había olvidado eso.
-Sí, lo sé todo.- Las mejillas de ella se sonrojaron un poco.
-Lamento no haberte contado antes todo eso.- Parecía avergonzada y triste.
-No podías hacerlo, eran las reglas. Muchas gracias.- Ella me volvió a ver, y su mirada me dijo que se sentía aliviada. Entonces yo me acerque un poco a sus labios rosas y los pegue con los míos. Y solo ese roce, y solo esa acaricia me pareció tan valiosa, tan cálida y suave como si no quisiera besar otros labios en lo que me queda de vida. Entonces tome una decisión, o es mía o moriré en el intento de conseguirla.




Estoy en mi casa, encima del sillón y Xavier está del otro lado, al frente.
-Es una casa realmente perversa.- Dice mientras ve todas las paredes pintadas de Marie.
-Yo creo que es hermosa.- Dijo sin estar avergonzado.
-Estas enfermo, aunque todo el mundo dibuja a la persona con la que sueña, supongo que es normal.-
-¿Tu pintaste a Fred también?- Me arrepentí de decirlo tan rápido como las palabras salieron de mi boca. Xavier se puso rígido, y borro su sonrisa, su mirada era muy melancólica.
-Sí, la verdad hice demasiadas cosas sobre él. Los doctores lo llamaron: ‘’Sicosis’’ no sabía que era eso, pero enserio que me asusto. Intente de no hacerlo, pero no podía, mi hermano era mi mejor amigo, ¿sabes?- No me miraba a mí, y estoy seguro que tampoco hablaba conmigo, pero aun así asentí.
-¿Todavía lo visitas?- No debí decir eso.
-No, no puedo. Llegue a una deshidratación total por los vómitos, era mi etapa final, o lo salvaba en ese momento o moriría conmigo y como no lo vez aquí, creo que podrás saber que me paso exactamente lo mismo que a tu padre.-
-El mundo que sostenía su alma desapareció, sin dejar que otro humano con poderes lo pudiera visitar.- Dije yo intentando entender todo eso.
-Sí, exactamente. Muchos de nosotros les pasan lo mismo, tu padre fue uno de los pocos que murió en el intento.- Sentí una punzada en el pecho, pero lo deje pasar.
-¿Y los demás? Solamente te conozco a ti de todas las demás personas que ayudo mi padre.-
-Esparcidos por el mundo, intentando olvidar todo por lo que pasaron. Ahora no lo entiendes, pero cuando el alma de tu ser querido desaparece también desaparece una gran parte de ti.-
-¿Por eso reaccionaste así al ver el libro de mi padre?-
-Si, al ver esas letras casi quedo atrapado en el mundo de tu padre, pero las reconocí antes de que me hicieran efecto, entonces tire el libro y te golpee porque nunca pensé encontrarme con el hijo del señor Flechert. Aunque al principio si, antes de que el alma de Fred desapareciera, siempre desee pagarle esa gran deuda a tu padre.-
-¿Esa gran deuda? No parece haber echo mucho.- El me voltio a ver por primera vez. Su mirada era pesada y llena de significado, pero aun así vi todo el sufrimiento que guardaba.
-Coge cada una de las dudas que has tenido hasta ahora, Thomas. Cada una de las veces que pensaste que estabas loco, enfermo, desquiciado. Cada una de las mañanas en las que despertaste en hospitales, cada una de las veces que tu mente se confundía lo real y lo imaginario. Toma todos esos momentos e intenta imaginarte vivirlos cuando eres niños. Era asfixiante. Tu padre fue como una bocanada de aire. Él me dio esperanza. Él fue el único que me dijo que no estaba loco, me apoyo y compartió conmigo sus propias experiencias. Fue lo que me mantuvo a flote.- Me quede en silencio un momento y el quito su mirada de mí. Me sentí mal otra vez. Era tan egoísta. No pensé en mi padre, y ahora me doy cuenta que tampoco puedo preocuparme por Xavier. Me di cuenta que él era mi único amigo en el mundo. Me di cuenta que las personas con poderes nunca podrían relacionarse con las personas normales. Porque ellas no pueden ver el mundo que nosotros conocemos. Nos llaman locos, nos tienen miedo, pero nosotros les tenemos más miedo a ellos. Al principio me sentí solo, y agobiado, con ganas de morir pero sabiendo que no podría ni cortarme un dedo a propósito. Xavier me ayudo a sobrevivir, mi padre me enseño el coraje que me faltaba y Marie me abrazo, me beso y me enamoro. Si es cierto, dos de las tres personas que me ayudaron en la vida están muertas, pero ¿acaso importa? No lo están para mí, y nunca lo estarán.




Ya era de noche, yo estaba caminado por la acera, Sam había tenido su primera fiesta con unos amigos e iría a recogerla. La verdad me sorprendí cuando me lo dijo, nunca había tenido ‘’amigos’’. Creo que ella y yo estamos progresando. Fue gracias a Marie, ella nos unió aun sin estar aquí.
Doy la vuelta en la esquita, estoy a cinco casas por llegar cuando siento un patada en mi cara. El golpe sorpresa me tira hacia el piso, caigo sentado en el piso. Me toco la cabeza donde recibí el golpe. Cierro los ojos con fuerza, y me sobo, aun no puedo entender lo que paso. Cuando el mareo se me quita miro hacia el frente. Una chica mulata muy alta me está viendo fijamente. Tiene unos tacones altos rosados, un short muy corto y una camisa arcoíris con un escoté extravagante. Sus ojos son oscuros y tiene los brazos llenos de tatuajes. Su pelo es verdaderamente hermoso, largo y ondulado, de un color café. Esta fumando un cigarrillo y tiene los labios pintados de un rosado frambuesa. Se agacha para quedar frente a mí, no me puedo levantar del piso por la impresión. Tengo su cara más cerca que antes, y miro mejor sus fracciones, creo que es…… ¿árabe?  
-¿Thomas Flechert?- Me pregunta su voz femenina. Parece aburrida. Exhala más de su cigarro y me echa el humo maloliente en la cara. Lo primero que pienso es que querrá esta chica de un chico como yo.
-Si.- Dijo después de toser un poco para espantar el humo sobrante. Ella suspiro y el aire se convirtió en una nube blanca por el frió.
-¿Y ese último suspiro, Thomas? ¿Ha sido insignificante?- apago su cigarro en la acera. Se levantó de repente y parecía que se iba a marchar. Me levanté rápido.
-Espera, ¿Quién eres?- Le grito para que me escuche. Ella se vuelve con una sonrisa cómplice en el rostro.
-Jasmine Ray, pero llámame Jazz.- Dice dándose la vuelta, dejándome solo entre el frió de la noche y los crudos pensamientos de mi conciencia.